Quiero compartir los colores de algunas de mis lecturas favoritas. Siempre he creído que las personas tenemos la capacidad de crear lo que queremos ver, sentir y amar. Tenemos la capacidad de soñar y gestar ilusiones y de hacer que éstas se vuelvan realidad sin perder su encanto. Tenemos la capacidad de hacer que los contenidos que pensamos y las experiencias que queremos sentir y vivir existan de verdad manteniendo vivo el embrujo de la llama que los engendró. A propósito he vuelto a recordar una leyenda muy linda que le dio un tono y una intensidad diferente a los colores de mis pensamientos.
Ovidio, en su obra Las Metamorfosis, cuenta en una de sus leyendas que Pigmalión hastiado de la conducta y de los vicios vivió sin esposa durante mucho tiempo. Durante este período decidió esculpir en marfil blanco un cuerpo de mujer tan bello que acabó enamorándose de su obra. Enamorado de esta doncella que parecía real la acariciaba con sus manos olvidándose de la estatua de marfil. Le hablaba, la besaba y la estrechaba entre sus brazos con ternura para no lastimarla y pensaba que la bella doncella le devolvía sus besos. Le daba los regalos que le gustan a las doncellas. La adornaba con vestidos y con hermosas joyas. El día de la fiesta de Venus, Pigmalión depositó en el altar su ofrenda y exclamó tímidamente: “¡oh, dioses si podeis concederlo todo, yo os suplico que mi esposa sea semejante a la doncella de marfil.” Venus entendió claramente el alcance de la súplica. Estando nuevamente en la casa, Pigmalión besa y toca a la doncella y siente que su cuerpo esta tibio y ha perdido la rigidez. Para salir de su engaño la besa y la toca nuevamente y se da cuenta que la doncella está viva. Pigmalión agradece a Venus y se casa con la bella doncella.
Diariamente leo el horóscopo de las personas más cercanas a mis afectos. Me deleito leyendo expresiones como, “muy buena oportunidad para sacar provecho del campo laboral. Tu coraje aumenta, para entregarte al logro de tus objetivos y abrirte paso hacia el futuro. Todo lo que hagas tendrá éxito. Saluda hoy con una amable sonrisa. Llegó la época de impregnar con positivismo tus nuevas ideas para lograr tu triunfo.” Leyendo El Principito, aprendí que para cada persona hay una rosa única y diferente en el mundo que no ha sido domesticada y no ha domesticado a nadie y que cada persona es responsable de la rosa que domestica. No puedo olvidar el lenguaje del amor que hay en Los versos del Capitán. No puedo pasar por alto el éxtasis que me produce la lectura de la Biblia. Por ejemplo, recuerdan este bello pasaje de Rut? “Respondió Rut: no me instes más sobre que te deje y me vaya; porque doquiera que tú fueres, he de ir yo, y donde tu morares, he de morar yo igualmente. Tu pueblo es mi pueblo y tu Dios es mi Dios. En la tierra en que murieras allí moriré yo; y donde fueres sepultada, allí lo seré yo igualmente. No me haga Dios bien, si otra cosa que la muerte me separe de ti.” Me seduce la magia de los cuentos y especialmente cuando terminan así: “desde entonces vivieron todos juntos muy felices hasta el final de sus vidas.” Finalmente debo confesar que me hechizas cuando me lees.
